martes, 14 de agosto de 2007

Icaro y Yo!

Icaro hijo de Dédalo, arquitecto e inventor del laberinto; con sueños tan distintos a los de su padre, con el cuerpo en el suelo y el alma en las nubes. ICARO anhela ser escuchado, no desea escuchar las maravillas que le cuentan de su padre acerca de inventos y juguetes de madera.

ICARO temeroso del mar, tan inmenso, tan grande, tan desafiante. ICARO con ganas de volar, tan despistado y distraído, tan torpe y tan pequeño anhela poder tocar el sol. ICARO viajando por las noches a escondidas de todo el mundo con su padre delante, atrapados en el laberinto, perseguidos por el Minotauros, cabeza de toro y cuerpo de hombre. ICARO aterrado y su padre buscando la salida, ICARO distraído, su padre diseñando la esperanza para poder escapar del rey Talos. ICARO con miedo, durmiendo en los brazos de su padre sueña con libertad, sueña con miel, sueña con el mar, sueña con volar.

ICARO despierta en medio de plumas, su padre construye la libertad, unas alas para escapar. ICARO por fin podrá volar! Su padre le dice: ¨No cerca del Sol porque la cera se derretiría. Vuela bajo y detrás de mi¨ ICARO no lo escuchaba solo piensa en volar y escapar. Lo hace, vuela! sueña ICARO mas no te alejes, no te acerques al sol, ICARO no recuerda, no piensa, solo sueña.

Dédalo busca a ICARO en el aire, plumas comenzaron a caer del cielo y con ellas ICARO se aproxima a caer en el océano. Dédalo con el alma en pedazos observa a ICARO sin vida en el mar que hoy lleva su nombre. Dédalo llorando su perdida construyendo a un niño con alas. ICARO en las nubes a donde siempre perteneció y yo aquí su historia.

Betho!

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